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LA COMUNICACIÓN

Para introducir este nuevo tema, es importante que nos cuestionemos qué es la comunicación y cómo se produce.

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A la mayoría de nosotros nos enseñan desde muy pequeños que para que exista una comunicación, el emisor transmite una información (mensaje) a través de un canal y el destinatario es el que lo descodifica y comprende, produciéndose así este proceso.

 

Ahora bien, ¿la comunicación es tan simple, sólo se basa en estos aspectos?

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Jackobson propone el esquema de comunicación clásico basándose en una definición quizá un poco simplista de lo que nosotros entendemos ahora por comunicación. Pues para que esta se lleve a cabo de manera óptima, debemos construir una representación mental que sea capaz de identificar lo que el emisor quiere transmitir.

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Después de algunos estudios, decidieron que debíamos ampliar este esquema clásico, pues para reconocer, construir y modificar la información que el emisor quiere transmitir es necesario que exista intención comunicativa, que constituya discrepancia entre actos voluntarios e involuntarios. Asimismo, el contexto y la relación entre las personas implicadas cobra más importancia en el nuevo esquema.

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Entonces, ¿Cómo podríamos definir la comunicación?

Como hemos argumentado anteriormente, la comunicación no consiste únicamente en codificar y descodificar mensajes. La comunicación humana es pues una actividad intencional, es decir, debe existir una intención comunicativa por parte del emisor y un proceso de construcción de la señal o mensaje por parte del receptor. Además, estos deben entenderse de forma interna, realizando una serie de deducciones y/o inferencias por medio de la señal recibida, que puede ser un gesto o una oración. De esta manera debemos distinguir y tener en cuenta la existencia de la comunicación verbal y no verbal

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Y por último… ¿Cómo se produce la comunicación?

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Durante el proceso de comunicación, el emisor, de manera intencionada expresa un mensaje. A partir de este, el receptor debe deducir el significado de la señal recibida. De este modo, descodifica primero el mensaje y después, por medio de la inferencia conecta e interpreta la información, construyéndola a partir de otras señales como gestos. Así bien, la comunicación en el ser humano implica interacción, debiendo existir alguna manifestación física, teniendo así un carácter ostensivo.

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Este proceso no es innato, como el lenguaje, sino que a través de experiencias y años se puede ir mejorando. Conforme vamos construyendo nuestra mente a través de lo que nos rodea, completamos estas señales, comprendiendo mejor la intencionalidad del emisor. Por esta razón somos capaces de entender chistes, metáforas, ironías… Si quieres saber más sobre esto, no dudes en consultar la actividad.

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